Observa las caras, el silencio que se genera alrededor de los músicos, la gente que se detiene a escuchar, a tararear, que se balancea, o a las niñas y niños que dirigen la orquesta, a los adultos que graban. La música tiene magia. Y la publicidad lo sabe.
¿Por qué un banco se haría publicidad aludiendo al poder de la música? Quizá
porque pretende sugerir en el espectador la idea de que aún quedan
valores en el hombre, de que sí que se puede confiar en los demás, y de
que juntos podemos construir un mundo mejor.
Los músicos interpretan el Himno de la alegría, de la Novena sinfonía de Beethoven.
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