lunes, 5 de septiembre de 2011

De José Hierro


de Cuaderno de Nueva York  

(fragmento)

RAPSODIA EN BLUE
Durante una gira de  conciertos,
Wolfgang Amadeus Mozart
Comunicó a su padre el descubrimiento
de un sonido muy peculiar,
como de oboe que pulió su acento
primitivo, nasal y campesino
y asimiló el lenguaje cortesano.
Dios sabe cuántas cosas le diría sobre el color,
el timbre, la versatilidad,
registros, maravillas potenciales
del instrumento que cantaba
con gallardía y con melancolía.
(Un filón no beneficiado:
Pero Wolfgang sabía, lo leyó en Unamuno, que las cosas se hicieron, primero,
su “para qué”, después).


El clarinete suena ahora
al otro lado del océano de los años.
Varó en las playas tórridas de los algodonales.
Allí murió muertes ajenas y vivió desamparos.
Se sometió y sufrió, pero se rebeló.
Por eso canta ahora, desesperanzado y futuro,
con alarido de sirena de ambulancia
o de coche de la policía.
Suena hermoso y terrible.”
(…)
José Hierro



Finzi - Five Bagatelles: I. Preludio. Piano y Clarinete.

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